Una mañana, me dio por entrar al Ayuntamiento de Sevilla y ahí estaba. Silencioso, como dormido, yermo, porque un palio sin su Virgen es un palio vacío. Pero allí estaba, presto y dispuesto, a falta de flor, cera y de Ella para salir a la calle.
Detalles del paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno de la hermandad de la O.
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