martes, 19 de octubre de 2010

Monaguillo










Y ya van dos. Sin todavía haber cumplido su segundo año, ya acompaña por segunda vez a su Cristo por las calles de Sevilla. Adrián se va haciendo grande, y cómo de grande, ya mismo cambia la capita por el antifaz y antes que nos demos cuenta pasa la galleta con el escudo del cubrerrostro a su costal de arpillera.

sábado, 16 de octubre de 2010

El Cristo de mi padre







Sin saber cómo ni por qué le entró en las venas como un virus benigno de la noche a la mañana, el no se crió por Gravina, ni vio envejecer las fachadas de la cercana calle Zaragoza, ni entre las hojas de los árboles de la Magdalena jugó a la pelota. Pero cada vez que viene de visita a Sevilla tiene que pasar por su capilla.

miércoles, 13 de octubre de 2010

martes, 12 de octubre de 2010

lunes, 11 de octubre de 2010

domingo, 10 de octubre de 2010

Que Ella vele por nosotros





Son la una de la tarde, ahora mismo estaré en la Capilla de los Marineros, delante de Ella, protegida por su dulce mirada, dándole el Sí quiero a la mujer de mi vida. Desde éste rincón cofrade y de costaleros que yo regento le pido que vele por ésta vida nueva que hoy empiezo, que empezamos mejor dicho, mi futura esposa y yo.

sábado, 2 de octubre de 2010

Descanse en Paz



Hoy era un dia perfecto. La mañana amaneció fresca, algo de rocío en el techo del coche, el centro estaba precioso con una luz de pueril otoño bañando con suave sol los asfaltos y acerados. Los mandados se hicieron con tiempo, con tempo, con pausa, sin prisa, se almorzó tranquilo, se habló del gran acontecimiento que en apenas unos días cambiará el rumbo de mi vida.

El día siguió su curso con total normalidad, una tarde de viernes en el trabajo, sin más jaleo de la cuenta, sin más calma de la cuenta, normal. Una noche sin viento desapacible, tranquila, hermosa como la mañana. Una velá entretenida, sin excesiva gente, sin demasiada bulla, con sillas suficientes y una fuente sin chorrito en la placita de Santa Isabel. Hasta que me lo dijeron. Era lo que menos esperaba escuchar: el capataz Rafael Ariza ha muerto ésta tarde.



Me quedé helado, si desde hacia tiempo su pelo blanco y su silueta encorbada daban muestra de su edad al pie del cañón, no sé por qué no fui capaz de hacerme a la idea. Desde aquí envío un fuerte abrazo a toda la familia, y a todos los costaleros que lo sintieron como parte de ellos. Descanse en Paz.

Relevo en el final de Francos







Relevo al final de Francos después de subir la Cuesta del Bacalao y de atravesar la calle Placentines.