jueves, 29 de julio de 2010
Cuando el cielo llama a tu puerta
No suele ser muchas veces, y normalmente lo hace cuando hemos recorrido un largo trayecto en nuestra vida. Sin embargo hay veces que el cielo llama a tu puerta cuando menos te lo esperas.
Él lo tocaba cada semana santa, el lunes y el martes santo desde lo más profundo de sus trabajaderas, bajo el Cristo de las Aguas y bajo el Cristo de las Almas, porque aquello es como el cielo, cuando los pies crucificados, atravesados por clavos, se hunden en el monte del paso y forman parte de la cuadrilla. Aquello es como el cielo.
Sin embargo quizá ese cielo no fuera suficiente para él y ayer sintió la llamada y no se pudo negar.
Por ello, desde las trabajaderas que compartimos algún que otro año tanto por el Arenal como por el barrio de la Feria, no me queda otra como costalero y compañero decir: Descanse en Paz.
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