Recuerdo no hace mucho en que el Jueves Santo era un día grande, en que el barrio de los Remedios se teñía de morado desde su fábrica de tabacos. Un día en que de Santa Catalina salía un imponente barco al que llamaban "los Caballos" y uno de los palios que dicen que hasta metido en un agujero da leña. Recuerdos de una calle Recaredo bañada de sol, inundada de personas y salpicada de mantillas. Remembranzas de una jornada que se iniciaba a las ocho de la mañana, se prolongaba a lo largo de la tarde y moría en la mañana del día siguiente.
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