Se culminó la semana santa con un sábado santo espectacular que dio la bienvenida a la hermandad del Sol desde el Plantinar.
Por segundo año consecutivo pude vivir la experiencia inexplicable que supone ser costalero de los Servitas.
Los claveles de la tabla del canasto de los Servitas dejaron lugar a un repostero en el que figuraba el escudo de la corporación.
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