martes, 8 de mayo de 2012

Incansable

No hay quien lo canse. Él agota a todo el que tiene a su alrededor, no se cansa de cofradías. Todavía recuerdo la cara de resignación con la que volvió a casa el Domingo de Ramos (y el martes santo y el jueves santo...).

Al menos el sábado pudo disfrutar. Me recuerda tanto a mí.





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