viernes, 6 de marzo de 2009

Que no va muerto... que va dormío







Allá por San Marcos que Mujer más sevillana es la Madre de Dios. Cuanta pena en el rostro de una Mujer, que se nos aparenta en edad madura y con el rostro acongojado por los siete dolores que atraviesan su corazón; por ser Madre de Jesús, al que acuna ya sin vida. No puede haber más realismo en su mirar ni en las facciones que representan la verdad de su edad. Y que triste está. Tan triste que un año, ya de vuelta con el cuerpo cansado por la labor de ayudarla a portar el peso de su Bendito Fruto inerte, me hizo imaginar que me miraba llorando y me hablaba. En la intima oscuridad de una calle sevillana, con la dolorosa locura de haber perdido lo que más amaba, pero con leve y temblorosa sonrisa, María me decía…

Que no está muerto, que no...
Que sólo está dormido.
Y reposa su cabeza en mi mano,
y en mi regazo tendido.

Que no está muerto, que no...
que sólo está dormido.
Y cada Sábado Santo
vienen mis costaleros
y me dicen al oído...

Que no está muerto,
Señora...que no,
que sólo está dormido.

Y venimos a portar su Cruz
sobre nuestro cuello herido.

“Pa” que cristo no despierte,
“Pa” que siga en tu regazo tendido,
“Pa” que lo acunes con mimo
y pasees, por Sevilla,
al mejor de los nacidos.

Porque no está muerto,
que no madre mía...
que sólo está dormido.




Texto de Emilio Casado Sánchez perteneciente a su trabajo poético "Desde mis sentidos, poesías de un costalero a la semana santa de Sevilla"

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