jueves, 29 de julio de 2010

Cuando el cielo llama a tu puerta



No suele ser muchas veces, y normalmente lo hace cuando hemos recorrido un largo trayecto en nuestra vida. Sin embargo hay veces que el cielo llama a tu puerta cuando menos te lo esperas.

Él lo tocaba cada semana santa, el lunes y el martes santo desde lo más profundo de sus trabajaderas, bajo el Cristo de las Aguas y bajo el Cristo de las Almas, porque aquello es como el cielo, cuando los pies crucificados, atravesados por clavos, se hunden en el monte del paso y forman parte de la cuadrilla. Aquello es como el cielo.

Sin embargo quizá ese cielo no fuera suficiente para él y ayer sintió la llamada y no se pudo negar.

Por ello, desde las trabajaderas que compartimos algún que otro año tanto por el Arenal como por el barrio de la Feria, no me queda otra como costalero y compañero decir: Descanse en Paz.

Mi Domingo de ramos (parte IV)



jueves, 15 de julio de 2010

Porque Ella lo quiso

Y así fue, porque a principios de Junio cuando fuí llamado a Sus filas no pude comprometerme al cien por cien por motivos de trabajo.

Un sentimiento de añoranza se había apoderado de mi mente rememorando los momentos vividos años atrás como el canto a nuestro particular y peculiar San Fermín después del paseo o la inolvidable revirá que dimos el año pasado entre Arroyo de San Lorenzo y Santa María de Gracia.



Sin embargo Ella así lo quiso, y a dos días de que saliese a las calles de la feligresía de Puerta Nueva fuí otra vez requerido para acompañarla en Su día. Y se ve que quiso Ella que se cuadrasen las cosas y saliese todo rodado, que consiguiera cambiar el turno en mi trabajo y que pudiera vivir un nuevo día del Carmen como marinero de Puerta Nueva, y mi alegría costalera volvió a revivir en pleno verano para ilusionarse de nuevo con esa salida por las calles que me vieron crecer como costalero.

Y todo fue porque Ella lo quiso.