Un sentimiento de añoranza se había apoderado de mi mente rememorando los momentos vividos años atrás como el canto a nuestro particular y peculiar San Fermín después del paseo o la inolvidable revirá que dimos el año pasado entre Arroyo de San Lorenzo y Santa María de Gracia.

Sin embargo Ella así lo quiso, y a dos días de que saliese a las calles de la feligresía de Puerta Nueva fuí otra vez requerido para acompañarla en Su día. Y se ve que quiso Ella que se cuadrasen las cosas y saliese todo rodado, que consiguiera cambiar el turno en mi trabajo y que pudiera vivir un nuevo día del Carmen como marinero de Puerta Nueva, y mi alegría costalera volvió a revivir en pleno verano para ilusionarse de nuevo con esa salida por las calles que me vieron crecer como costalero.
Y todo fue porque Ella lo quiso.
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