Cómo no, un año más, la tarde de martes santo fue una de esas para recordar bajo las trabajaderas del Santísimo Cristo de las Almas, flotando por las calles de Sevilla. Otra vez, inolvidable.
Como estreno más reseñable la hermandad de San Esteban restauró y enriqueció las bambalinas del palio de la Virgen de los Desamparados.

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