Nos queda el recuerdo de éste domingo de ramos. De la peculiaridad de su jornada mutilada en sus miembros tempraneros, de los chubascos tormentosos, de la retroalimentación dichosa de la nube a causa de ese río que divide Sevilla. Nos queda el recuerdo de San Roque inaugurando la Campana, de la Borriquita de noche, de la Hiniesta frustrada o de la Amargura por Alcázares. Nos quedarán muchos recuerdos, pero me quedaré con el único, con el barrio del Porvenir, con la ayuda de Adrián haciendo el costal para su hermano y con ese costalero de juguete que entre mis brazos posa tranquilo para una foto sin saber que quizá dentro de 20 años tendrá un valor sentimental incalculable.
Por siempre nos quedará el recuerdo.
(Fotografía: Sergio Zancajo)
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