El pasito de Adrián. Mi sobrino, un niño con tres añitos que un día coge el teléfono y le dice a su abuela:
-¿Está el abuelo?
-Sí
-Que se ponga.
-Dime.
-Abuelo, quiero que me hagas un paso.
Y al abuelo le faltó tiempo para reunir retales de maderas y montarle un pasito al niño. Un pasito que, como se verá en entradas venideras, fue al final delicia del niño, del padre, del abuelo y de los tíos... no sabemos quién disfrutó más.
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