

Una imágen tallada en el año 1973 por Luis Álvarez Duarte convirtiéndose así en su primera obra para Córdoba. Una obra impresionante de rostro sencillamente dulce de inspiración en las grandes dolorosas del barroco sevillano.
Su autor, J.J. Benitez, licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra siempre ha sido un apasionado de los fenómenos paranormales, hasta que en 1979 dejó el periodismo activo y se dedicó a la investigación por completo. Desde entonces ha ido compaginando sus investigaciones sobre los ovnis y los “no identificados”, con la de la vida de Jesús de Nazaret.
La imágen de la Virgen de la Amargura está envuelta en un halo de misterio. El misterio que guarda la tarde noche del domingo de ramos desde que se abren las puertas de San Juan de la Palma hasta que se cierran a altas horas de la madrugada. El redoble de duelo de Tejera, las banbalinas rocalla y el repiqueteo del fleco de bellota con los varales, no hacen sombra a la imágen de la dolorosa de la Amargura.
Una talla fechada a principios del s. XVII de autor anónimo, fue en 1.763 cuando Benito de Hita y Castillo le hace nuevo cuerpo y candelero para adaptarle la posición dialogante con San Juan.
En 1832 Juan Bautista Petroni le recompuso los brazos y Manuel Rossi la restauró en 1886. En 1893 Antonio Susillo restauró la imagen tras el incendio que sufrió el paso el Domingo de Ramos del citado año en la Plaza de San Francisco, haciéndole además manos nuevas.
Imágen fechada en el primer tercio del s. XVII que ha sido atribuida en alguna ocasión al dios de la madera Juan Martínez Montañés.
Procedía de la sacristía de San Luis de los Franceses y más tarde pasó a la parroquia de San Gil en el año 1942. En Febrero de 1981 fue cedida a la parroquia del Cerro solicitada por la hermandad de los Dolores con cuya Vírgen comparte titularidad hasta nuestro días.
Llamado el Evangelista fue un escritor místico del cristianismo primitivo al que la tradición considera autor del Evangelio según san Juan y, quizás, de otros escritos afines (joánicos) como el Apocalipsis y de tres cartas, 1 Juan, 2 Juan y 3 Juan, aunque hay dudas acerca de la autoría de las dos últimas.
Hay que señalar que el Evangelio de San Juan era anónimo en origen, y no es seguro siquiera que el nombre del autor fuera "Juan", aunque la tradición cristiana más antigua le asigna ese nombre desde casi el primer momento. Parece que, en todo caso, el autor del evangelio es judío, y escribe para personas que no conocen las costumbres judías. Según la tradición, para las iglesias de Asia.
Juan es, de los cuatro evangelistas del Nuevo Testamento, el más poético y conceptual de todos ellos. Después de la muerte de Jesús, se llevó a vivir a María junto a él. No se le considera como un apóstol mártir según la tradición. Su fiesta, el 27 de diciembre, se celebra con el color litúrgico blanco. Dicha tradición se basa en (Jn 19,25-27).
Era, según la tradición, la esposa de Poncio Pilato. Aunque el Nuevo Testamento no la menciona, su nombre nos ha llegado merced a otras tradiciones alternas a la cristiana que la nombraron como Santa Prócula, Procla, Prokla, Perpétua o Claudia Prócula.
Sólo es mencionada por Mateo, que narra el pasaje en el que la esposa de Pilato envía un mensaje a su marido diciéndole que no se mezclase en la causa de Jesús, pues había tenido, por su causa, un sueño que la había hecho sufrir mucho.
Es decir y, como dice el chiste, Claudia Prócula es aquella mujer que estuvo a punto de dejarnos sin semana santa.