Este año 2009 nos trajo la bendición de la semana santa soñada, sin miradas al cielo ni llamadas al meteorólogo de turno, sin consultas a los viejos del lugar, sin reojos al Aljarafe. De cielo azul matinal a negro azabache perlado de estrellas.

Al fin pudimos disfrutar todos sin excepción, desde Pino Montano a Santa Marina pasando por Triana, el Plantinar, Nervión, San Bernardo, el Porvenir, el centro... y un largo etcétera de barrios que olvidaron por un año la pena de llorar la frustración de no salir a la calle.
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