Recomendado para leer

La Pasión llena de gradia. José Antonio Garmendia.



Se trata de un libro que me encantó cuando tuve la ocasión de leerlo. Sencillamente increible.

Recoge una infinidad de anécdotas relacionadas con el mundo de la semana santa y las cofradías a modo de chascarrillos con la guasa que sólo Garmendia podría imprimirle a un tema como éste.

Fue editado en el año 2001 por Signatura Ediciones S.L. y su portada recoge una de las pasiones de su autor como es al Santísimo Cristo de las Misericordias de la hermandad de Santa Cruz, recortándose sobre un intenso cielo azul de atardecida primaveral.

Recuerdo especialmente un pasaje del libro en el que narra la historia de un nazareno, creo que de la hermandad de la Amargura, que apareció en la plaza de la Campana realizando su estación de Penitencia de rodillas, y cuando iba por la calle Sierpes le preguntaron que cual era su penitencia para tamaño suplicio, a lo que él contesto que de penitencia nada, que estaba realizando una apuesta.

José Antonio Garmendia nació en 1932 en Sevilla , su profesión de químico quedó pregnada en su aspecto, porque donde triunfó es en el periodismo de pluma y micrófono, como su autobiografía indica y en el humorismo gráfico. Apóstol itinerante de la ciudad de Sevilla (made in Paco Robles), estaba muy vinculado a publicaciones y todo lo referente Sevilla.

Este es el autorretrato en verso, con el que se presentó a los lectores de El Correo de Andalucía en junio de 1970:

«Nací en Sevilla; mi apellido es vasco.
Vasca mi sangre, vasca mi figura.
Temo a la gente, la cordial me apura.
La palmada en la espalda me da asco.

La hembra me enerva; le doy bien al frasco.
Soy tímido a la vez que caradura.
De cuanto di, jamás pasé factura.
Cuando me pica la ilusión me arrasco.

Creo en Dios. Uso barba, como Cristo.
Como Judas también, como el demonio.
Me gusta el mundo y me horroriza el mundo.

Soy uno más. Me canso, luego existo.
Adoro a mi mujer, me llamo Antonio,
y me muero segundo tras segundo.»