Pasan los Campanilleros. Manuel López Farfán.
El año 1924 puede considerarse un año crucial. El Domingo de Ramos, 13 de abril, se produjo un acontecimiento sin precedentes tras el paso de palio de la Virgen del Socorro. Farfán, al frente de Soria 9 estrena en la calle Sierpes “Pasan los campanilleros” (dedicada a la Hermandad de las Siete Palabras), con acompañamiento de voces. Fue una ruptura con todo el estilo anterior, por el ritmo de la composición y por incluir algo tan poco común en una marcha como lo es una parte cantada. Sin embargo, a pesar de ser una innovación tan llamativa y además en una cofradía tan rigurosa, el éxito fue sonado, pues la marcha se volvió a interpretar varias veces más durante la estación de penitencia. Incluso, una vez dentro de su templo la cofradía, la banda interpretó una vez más la marcha ante la insistencia del público.
La letra de la marcha es obra de su ahijado Raimundo Hernández, basándose en una popular letra de un coro de campanilleros de Castilleja de la Cuesta: En la cima del monte Calvario, orlada de nubes, brillaba una Cruz. Y a los pies con el Santo Sudario esperaba María un rayo de clara luz. Que luz era su hijo Jesús, luz radiante que alumbra cielos y tierra y esparció de sus ascuas amor, caridad y virtud.
El año 1924 puede considerarse un año crucial. El Domingo de Ramos, 13 de abril, se produjo un acontecimiento sin precedentes tras el paso de palio de la Virgen del Socorro. Farfán, al frente de Soria 9 estrena en la calle Sierpes “Pasan los campanilleros” (dedicada a la Hermandad de las Siete Palabras), con acompañamiento de voces. Fue una ruptura con todo el estilo anterior, por el ritmo de la composición y por incluir algo tan poco común en una marcha como lo es una parte cantada. Sin embargo, a pesar de ser una innovación tan llamativa y además en una cofradía tan rigurosa, el éxito fue sonado, pues la marcha se volvió a interpretar varias veces más durante la estación de penitencia. Incluso, una vez dentro de su templo la cofradía, la banda interpretó una vez más la marcha ante la insistencia del público.
La letra de la marcha es obra de su ahijado Raimundo Hernández, basándose en una popular letra de un coro de campanilleros de Castilleja de la Cuesta: En la cima del monte Calvario, orlada de nubes, brillaba una Cruz. Y a los pies con el Santo Sudario esperaba María un rayo de clara luz. Que luz era su hijo Jesús, luz radiante que alumbra cielos y tierra y esparció de sus ascuas amor, caridad y virtud.
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